Las Sociedades de Propósito Especial (SPV, por sus siglas en inglés) son entidades jurídicas creadas con un objetivo específico, generalmente para gestionar riesgos financieros, estructurar inversiones o aislar activos. En este artículo, te explicamos cómo pueden beneficiarte las SPV, en qué situaciones conviene utilizarlas y qué ventajas pueden aportar a tu estrategia empresarial o de inversión.

¿En qué consiste una SPV?

Una SPV (vehículo de propósito especial) es una organización jurídica establecida para administrar y dirigir inversiones en un proyecto concreto. Para las empresas emergentes, este mecanismo reúne las inversiones de diversos inversores. Con esto, se simplifica la gestión de la estructura de propiedad de la compañía matriz y posibilita una administración más eficiente del capital.

La implementación de una SPV resulta especialmente ventajosa para las empresas emergentes o startups que buscan organizar su financiación de forma distinta. Mediante este modelo, este tipo de empresas puede finalizar ciclos de inversión con mayor rapidez y ajustar los acuerdos a sus requerimientos empresariales.

¿Cómo funcionan las SPVs para startups?

Las Sociedades de Responsabilidad Limitada, también conocidas como, SPV sociedad, son propiedad de los inversores que las establecen. Los beneficios y dividendos se reparten en relación con la contribución de cada integrante. Además, cada SPV cuenta con una estructura jurídica autónoma con activos y pasivos propios. Lo que le facilita funcionar de forma independiente, incluso si la compañía matriz se encuentra en problemas.

Una de las mayores fortalezas de una SPV es que resguarda el riesgo financiero, asegurando que, en caso de que la empresa matriz caiga en quiebra o se desmorone, una SPV pueda continuar funcionando sin ser perjudicado.

Forma legal y proceso de constitución de una SPV en España

El proceso para constituir una SPV en España sigue un procedimiento estándar acorde a la creación de cualquier entidad legal.

Para formalizarla necesitas:

1. Reserva del nombre: Es necesario comprobar la disponibilidad del nombre elegido mediante una solicitud en el Registro Mercantil Central.

2. Redacción de los estatutos: Es necesario elaborar los estatutos que establecerán la organización y el objetivo de la SPV. Para su validez, estos deben ser sellados ante un notario.

3. Reservación de capital: En la mayoría de las situaciones, la SPV se forma como una sociedad de responsabilidad limitada, con un capital inicial mínimo de cerca de 3.000 euros. No obstante, no es necesario guardar este capital de antemano en una cuenta bancaria.

4. Inscripción en el registro de comercio: Tras la elaboración de los estatutos y la satisfacción de los requisitos de capital, es necesario entregar la documentación al Registro Mercantil para su registro oficial.

5. Adquisición del número fiscal de identificación (NIF): La SPV necesita obtener un NIF, el cual será imprescindible para realizar cualquier actividad de comercio en España.

Descubre los beneficios de las SPV

Establecer una SPV para una empresa emergente puede resultar una elección sumamente beneficiosa para los inversores profesionales.

Las principales ventajas son:

  • Restricción en la responsabilidad: Una SPVs ofrecen una restricción de responsabilidad para los inversores, lo que implica que, ante situaciones legales o financieras, los bienes personales de los contribuyentes se encuentran resguardados. La obligación de cada individuo se restringe solamente al importe invertido.
  • Manejo del riesgo: Los administradores poseen el beneficio de gestionar de manera más eficaz el riesgo de una inversión al distinguir los activos y pasivos del negocio principal. Esto restringe la exposición y reduce las eventuales pérdidas o activos pasivos.
  • Flexibilidad en la estructura: Los vehículos de propósito especial pueden ser diseñados de diversas formas según las necesidades del cliente y sus objetivos. Se pueden establecer como vehículos de deuda, de capital o híbridos, lo que permite adaptarse a diferentes estrategias y requisitos.
  • Ventajas fiscales: Las SPV pueden ofrecer beneficios fiscales tanto para las tartups como para los inversores, lo que los convierte en una opción atractiva para quienes buscan una forma eficiente de estructurar la inversión. Es común que los SPVs operen en un país y financien proyectos en otro, lo que abre aún más opciones para quienes buscan optimizar sus inversiones.

Al utilizar un SPV, los startups pueden acceder a una fuente de financiación más flexible. Así, los inversores disfrutan de una mayor protección y ventajas en la gestión de su capital.

En conclusión, las SPV son una forma atractiva y flexible de realizar una inversión en un proyecto empresarial. Esto debido a que proporcionan a los inversores menos responsabilidad, un bajo riesgo y unas ventajas fiscales óptimas. Por lo que, se convierte en una opción muy elegida para aquellos inversores que desean invertir en proyectos en el que se necesita una alta confidencialidad o protección, incluso de la empresa matriz.

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